En el lugar en el que fuera encontrado el cuerpo del empresario de la construcción de nacionalidad paraguaya el viernes pasado, los mandos policiales locales se apresuraron a desligar el hecho de cualquiera de índole de inseguridad común. Sin embargo, el caso debería, por lo menos, llamar la atención de todas las autoridades del distrito.
Adalides Silva Romero había sido secuestrado en San Miguel en horas de la mañana del mismo viernes en el que fue hallado asesinado de un tiro en la cabeza y con sus manos atadas cerca del mediodía a metros del puente Zárate Brazo largo, en inmediaciones de Puerto PIAPSA.
A escasos kilómetros de allí, en la ciudad de Campana, casi a la misma hora fue encontrado su auto particular en Colectora Norte y Panamericana.
Se desconoce aún si la víctima fue ejecutada en el lugar, lo que sería aún más alarmante, o si fue arrojada allí, no por tal menos preocupante.
Lo que se sabe es que todo sucedió en el transcurso de las 7.30, hora en la que fue secuestrado, y las 11.30 que fuera divisado por un prefecto que salía de prestar su servicio en la zona costera a la altura de la ex planta Sasetru.
Según las conclusiones preliminares de los forenses, Silva Romero habría sido ultimado entre una o dos horas antes de haber sido encontrado.
Dado que se trata de un caso con origen en otra localidad bonaerense y que tomó intervención la Justicia Federal, las autoridades locales no le prestaron la importancia que, sin embargo, debería tener para la comunidad el hecho que se arroje o, de confirmarse, peor aún que se ejecute en la ciudad a una persona a plena luz del día como si nada.
El “ajuste de cuentas” prevalece ante la hipótesis del secuestro extorsivo ya que, si bien la propia víctima solicitó a su familia que reuniera dinero, tanto en dólares como en pesos, la misma hizo mención a un tema “personal”.
Además, se trata de vincular este asesinato con el de su socio, quien hace un mes fue ultimado de dos balazos en su casa de Lomas de Zamora. Ambos tenían una empresa contratista de la construcción que trabajaba en el exclusivo barrio Nordelta de Tigre.
No hubo declaraciones por parte de ninguna autoridad al respecto la semana pasada y trató de ser minimizado bajo la argumentación de que correspondía a un hecho con orígenes fuera del distrito local.