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Vestidos de policías toman de rehén a dos familias, hacen un boquete y roban el cajero de Villa Fox

Aquellos hechos que antes los zarateños veían por televisión y causaban conmoción como el de la banda de boqueteros que ingresaron al Banco Río de Acassuso, hoy ya suceden en Zárate, lo que habla de una escalada de hechos delictivos que no encuentra aún su techo.
En esta oportunidad, el golpe se dio en el barrio de Villa Fox, en plena calle Justa Lima y ante una gran cantidad de gente que circula y varios comercios que reúnen a mucha gente. Sucedió el pasado sábado por la noche, cuando un grupo de delincuentes robó el cajero del Banco Comafi ubicado al lado de la oficina de cobro de la Sociedad de Fomento de Villa Fox.
Hace dos meses exactos, el pasado 29 de septiembre, un grupo de delincuentes que, de más está decir que nunca fueron detenidos por la policía, había intentado ingresar al cajero por el frente, barreteando la puerta y violando la máquina con un soplete de oxígeno. No pudieron completar su accionar y huyeron. Una de las hipótesis que se maneja es que esta banda habría vuelto a Villa Fox, ahora sí para completar aquella trunca operación.

Los hechos
La familia Gómez vive en Justa Lima 1599, en la casa aledaña al cajero de la sociedad de fomento, y estaba esperando a una familia a cenar el pasado sábado por la noche.
Cerca de las 21:30 horas, dos hombres vestidos de policía, con su arma reglamentaria 9 milímetros, tocan la puerta y les dicen que deben ingresar a su vivienda porque estaban buscando a un “chorro” que estaba huyendo por los techos de esa manzana.
“El dueño de casa observó que uno de los sujetos tenía una media en la cabeza, intentó cerrar el portón pero lo llevaron por delante e ingresaron a la vivienda. El que golpeó la puerta tenía la media puesta en la frente, cuando el vecino abre la puerta el delincuente se baja la media pero ya tenía a las personas adentro”, relató el titular de la Sociedad de Fomento de Villa Fox, Leonel Soto.
Una vez adentro, los delincuentes reducen a los seis miembros de la familia, tomándolos de rehén y encerrándolos en una pieza. Luego se hizo presente en el lugar otra familia, a quien estaban esperando los dueños de casa para cenar, y también fue tomada de rehén junto a los Gómez.
“Les pusieron precintos en las muñecas a todos los presentes, entre ellos a una persona mayor, los sentaron en la cocina de la casa, les comieron el asado, les tomaron el vino y pasadas las once y media los encerraron en un cuartito de la casa hasta las seis y media de la mañana, hora en que se fueron con todo el dinero del cajero. Es más, mientras los tenían atados hacían bromas y seguían comiendo y tomando con total impunidad”, agregó Soto.
Los vecinos estuvieron dos horas con los delincuentes sentados a la mesa, atados, mientras ellos comían su comida en su propia casa.
“Ni bien encierran a los delincuentes en la pieza, comienzan a trabajar en el robo, hacen un cuadrado en la pared con una amoladora y pasan al otro lado. A partir de allí, habrán estado cuatro o cinco horas con un soplete cortando el cajero y, de acuerdo a lo informado por el gerente del banco, se llevaron cinco casettes de dinero de adentro del cajero”.
Según deducen los mismos vecinos a quienes tomaron por rehenes, a partir del momento en que los encierran en la pieza habrían entrado más delincuentes a la casa, porque uno de los disfrazados de policías se quedó al lado del cuartito cuidándolos y el trabajo realizado en la pared que da al cajero no pudo ser realizado por una sola persona.
El patrullero que “no vio nada”
En pleno trabajo delictivo, el grupo de delincuentes corta una antena y se inhabilita el cajero.  A raíz de este corte, una alarma emite una señal de “prevencion” al 911, a la central policial.
Ante esta señal, la central envía un patrullero al lugar, pasadas las once y cuarto de la noche. El móvil se estaciona frente al cajero “y ve que todo está tranquilo”, que el cajero está prendido y que la cerradura no estaba forzada. Entonces se van, claro que sin averiguar nada ni preguntar a algún vecino si había visto algo extraño; ni siquiera regresar luego de unos minutos al lugar.
“El patrullero habrá estado cuatro o cinco minutos en la puerta. Los delincuentes que estaban adentro comieron, tomaron y hasta espiaron al patrullero. Ni bien se fue, comenzaron a trabajar en el boquete. Tenían la fija del día y la hora que le cargaron plata, la informacion desde dónde se corta, la señal que emite y cómo se inhabilita el cajero”, volvió a explicar Soto, quien remarcó, “el gerente del Banco Comafi les dijo de todo a los policías que era una vergüenza, una payasada”.
Retirarán el servicio de cajero
“El más perjudicado es el banco, aunque supongo que tendrán un seguro. Nosotros lo que hicimos es un convenio con el banco Comafi para llevar el servicio al barrio y tuvo mucho éxito porque iba todo el mundo al cajero. Lo triste es que, a partir de esto el barrio se queda sin el cajero. Acá hubo un laburo previo de inteligencia, lo cortaron justa cuándo estaba cargado. Redujeron a dos familias, no es llevarse un bolsito”, opinó Soto.
La suma robada podría alcanzar los 300 mil pesos. El cajero estaba cargado de dinero, por eso se presume que contaban con inteligencia previa para consunar el atraco.
Por último, el titular de la entidad fomentista, rescató que los vecinos no fueron lastimados.
De acuerdo a lo comunicado desde la gerencia del Banco Comafi, suspenderá el servicio ante la falta de garantías policiales.
“Hoy los delincuentes hacen lo que quieren. Ahora sucede esto en la cara del Foro de Seguridad, así con muchos otros hechos que se van sucediendo en varios puntos del barrio y de la ciudad. Esto del cajero ya es alevoso”, concluyó el presidente de la Sociedad de Fomento de Villa Fox, Leonel Soto.

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