Un joven de 24 años fue asaltado el sábado al salir de un cajero automático de la ciudad. Dos hombres armados, que amenazaron con matar a su hijo que tenía en brazos, lo obligaron a entregarles todo el dinero que había sacado.. Huyeron con dos mil pesos y alcanzaron a provocarle rasguños al niño.
El joven llegó al banco Patagonia, ubicado en Brown y Belgrano, cerca de las 16.30 horas, ingresó al cajero como lo hacía habitualmente y extrajo el dinero. Una vez terminada su operación, saliendo de la sede bancaria con su pequeño de meses, fue sorprendido por dos hombres que, intimidándolo con armas y violencia, amenazando con dañar al menor, le quitaron el dinero y las tarjetas y se dieron a la fuga en una motocicleta.
Además del cuento del tío que, más allá de la impotencia y la frustración de quien resulta ser víctima, no implica violencia, los robos a mano armada, ya sean armas de fuego, blancas o elementos contundentes a la salida de los bancos en horario comercial o no, suelen ser más recurrentes de lo que parece en la ciudad.
La razón por la cual no toman trascendencia es porque la mayoría de ellos no son denunciados. En muchos casos, las víctimas deciden no dejar asentada la denuncia porque los delincuentes no se llevan las tarjetas bancarias, sólo el dinero, o porque las víctimas prefieren ahorrarse todas las complicaciones que, por otro lado, les genera tener que prestar declaración testimonial en la dependencia policial.
Algunos casos quedan registrados pero de poco sirven las cámaras de seguridad de las entidades bancarias para prevenir este tipo de robos que cuentan con toda una inteligencia de fondo.
Los ladrones se mantienen a la expectativa, observando toda la actividad de su víctima previamente. Trabajan a la salida de bancos y cajeros y nada pareciera garantizar la seguridad de los clientes. Si bien algunos ocurren prácticamente en la puerta de la entidad, otros se producen a varias cuadras de donde se extrajo el dinero. Es que los delincuentes tienen identificada a su víctima como un animal a su presa y, cómo estos, esperan el momento oportuno para abalanzarse sobre ella.
Los bancos y cajeros automáticos en Zárate están concentrados en una de las zonas más “custodiadas” de la ciudad. De la misma forma en la que los delincuentes realizan su inteligencia para llevar a cabo su objetivo, las autoridades locales deberían aplicar medidas para advertir estas salideras.
La mayoría de las personas han cambiado sus hábitos empujados por la creciente inseguridad. Una gran proporción de la sociedad conoce a alguna persona que fue víctima de un delito y muchas de ellas son familiares o ellas mismas. Este hecho del que fueran víctimas un padre y su pequeño, como muchos otros, seguramente provocará el alerta de la comunidad, en este caso de los clientes bancarios, sin embargo debería generar repercusión directa en las autoridades a cargo de proveer seguridad a la comunidad.
Evitar andar de noche o momentos en los que no haya mucha circulación de gente, controlar y mirar antes de ingresar y salir del banco, dar varias vueltas manzana antes de hacerlo, circular por ciertas calles, reducir la frecuencia de ingreso y egreso a la entidad, cambiar los días en forma mensual, comprar elementos de defensa personal, cambiar de vereda ante la presencia de ciertos grupos de personas, son algunos de los métodos que podrían servir a la población para protegerse de los distintos este tipo de hechos de inseguridad que van en aumento y cada vez con mayor violencia, aunque ir en grupo al banco también podría ser una medida paliativa efectiva. La pregunta es ¿Cuántas medidas más deberá adoptar la gente antes de decidir reclutarse en el sótano de su casa porque no siente que no el Estado no le garantiza su derecho a vivir en un ambiente seguro?