La vía pública es un ámbito en donde a menudo suele manifestarse con más énfasis el conflicto de la vida en la ciudad. Allí convergen y se expresan posturas y contradicciones sociales, culturales y políticas de una sociedad y de una época determinada. Por tanto, constituye un tema central en el debate actual acerca de las tendencias sociales y urbanas lo que indica que es una señal importante para pensar propuestas orientadas a la búsqueda de una mayor calidad de vida urbana.
La preocupación por la inseguridad al transitar ya no en la calle sino en las veredas de Zárate forma parte de reclamo constante por parte de los vecinos. Han formado parte de las páginas de este matutino informes sobre la obstaculización de veredas en el marco de las distintas construcciones que se llevan a cabo en la ciudad, ahora tanto peatones como automovilistas han remarcado en las dificultades que les generan las mesas y sillas de comercios gastronómicos distribuidos en varias cuadras céntricas.
La vía pública es un espacio sometido a una regulación específica por parte de la administración pública, que es la que posee la facultad de dominio del suelo, que garantiza su accesibilidad a todos y fija las condiciones de su utilización e instalación de actividades. Su uso u ocupación esta regulado por el Código de Planeamiento Urbano y por las ordenanzas Fiscal e Impositiva, y en base a los tributos que en estos conceptos los comerciantes deben realizar al Estado comunal, los comerciantes se respaldan para hacer caso omiso a los reclamos de los vecinos.
Son varios los automovilistas que han manifestado su malestar por las dificultades que encuentran sus acompañantes al tener que descender del vehículo en zonas como Justa Lima entre Independencia y Rómulo Noya. Más aún aquellos que tienen familiares discapacitados que encuentran como obstáculos mesas y sillas en los estacionamientos especialmente determinados para ellos. Es que en lugar de estar ubicadas contra la pared –lo que de igual modo reduce el espacio de circulación- las mesas y sillas están ubicadas sobre el cordón.
El espacio público proviene de la separación formal entre la propiedad privada urbana y la propiedad pública y tal separación normalmente supone reservar un lugar libre de construcciones para usos sociales característicos de la vida urbana, como el simple caminar.
La necesidad de instrumentar normas que permitan regularizar la ubicación de mesas, sillas, bicicleteros, carteles, sombrillas sobre las aceras fue escuchada y por ello existe legislación al respecto siguiendo una serie de pautas y previsiones. Es que disponer un ordenamiento respecto al espacio público resulta imprescindible. Sin embargo, el Estado municipal siempre se ha mostrado en ese sentido deficiencias como agente de control.
Preservar el libre tránsito por las veredas significa otorgar derechos a los habitantes de la ciudad y, por ende, mejorar su calidad de vida de éstos y más aún cuando se trata de personas con dificultades motoras. El Municipio tiene facultades para la regulación y sanción sobre el uso indebido de las aceras garantizando así derechos a los peatones para la libre circulación y fijando pautas sobre el uso arquitectónico, urbanístico y natural de las mismas. No obstante, hay falencias que se observan a simple vista, entre otros, en comercios destinados a bares y confiterías, donde la colocación de mesas, sillas, sombrillas y vallas protectoras generan trastornos.
Fijar pautas implica ejercer el control sobre el espacio destinado al desplazamiento y uso de los caminantes, por lo tanto amerita un tratamiento especial.