El presidente de Aguas de Zárate, Claudio Massarini informó ayer a LA VOZ que si bien se solucionó el problema que se había producido en el colector cloacal en Gallesio entre Pellegrini y Mitre en febrero pasado, el problema del mal olor en la zona se debe a una nueva obstrucción del mismo colector pero a la altura de Rómulo Noya.
Como una “verdadera pesadilla” calificó el funcionario la situación vivida hace dos meses en Villa Carmencita, por la inversión tanto humana como técnica y monetaria que implicó. Sin embargo, agregó que “felizmente, terminamos la reparación”.
Según explicó, hubo que hacer dos perforaciones en cincuenta metros de distancia. Una se realizó en su momento, allá en febrero cuando se presentó el problema, pero la situación se complicó al aparecer nuevamente el mismo inconveniente. Por esa razón, tuvieron que hacer una nueva excavación en el pavimento a pocos metros de la primera. Además, se debieron eliminar conexiones directas que descubrieron desde los domicilios frentistas de esa cuadra de Gallesio al caño maestro del colector que era el que se había roto.
“Tuvimos que hacer una cañería subsidiaria para que las conexiones de esas casas sean independientes y que el flujo cloacal que viene por el colector no sea interrumpido por esas vinculaciones porque, además, el caño estaba todo picoteado, realmente fue terrible, significó un desgaste de horas, maquinas, equipos de energía para las bombas de achique para poder trabajar en seco, fue un desastre”, agregó Massarini.
Para dar por finalizada en forma completa toda la obra, que ya lleva invertidas varias decenas de miles de pesos, resta ahora volver a tapar las perforaciones que se hicieron y dejar la arteria como estaba, tarea que demandará aproximadamente dos semanas más.
EL MAL OLOR SE DEBE A UNA NUEVA OBSTRUCCIÓN
El olor nauseabundo que los vecinos volvieron a denunciar en la zona de Mitre entre Lavalle y Gallesio, según informó Massarini se debe a una obstrucción del mismo colector pero a la altura de Rómulo Noya.
“El mal olor es por el desborde de líquidos cloacales, producto del taponamiento, que terminan desembocando en el zanjón del ex ferrocarril”, explicó el presidente de Aguas de Zárate, “sabemos que se trata de pedazos de hormigón de la misma cañería que esta destruida y estamos viendo como solucionarlo”.
Para emprender esta nueva tarea, el funcionario informó que la próxima semana deberán establecer una forma para poder trabajar en seco en la cámara cloacal ubicada en Noya ubicada a seis metros de profundidad. “Como el agua de la cloaca continúa su curso, no se detiene nunca, tenemos que mandar el líquido por otro lado, una vez que la cámara esta seca vamos a poder bajar y ver como podemos trabajar”, indicó.