Los roles y las profesiones más altruistas en el país terminan siendo las peores remuneradas y, en definitiva, poco reconocidas.
Desde un reciclador, que si no fuera por ellos la ciudad estaría aún más sucia; hasta un médico, que luego de años de estudio y de responsabilidades a la hora de acompañar a una persona en su tratamiento de salud decide jubilarse pero debe continuar trabajando porque la jubilación no le alcanza. Y a los profesionales que están en la actividad, aún cobrando sus honorarios, tampoco les alcanza.
No es una profesión ingrata en sí misma, y menos aún por los pacientes; sino que el sistema económico en el rubro de la salud está monopolizado por un sistema sanitario privado gobernado por laboratorios y empresas de medicina prepagas que dejan al final de la cola al médico, tendiendo a la deshumanización de la atención y a la aplicación de nuevos protocolos de salud que van en detrimento de la profesión y su nobleza, de la relación paciente- médico; precarizando el oficio.
Y en cuanto al ámbito público, los médicos son reducidos a una relación laboral de monotributistas, expuestos a la violencia en las guardias y a la falta de insumos en hospitales y clínicas.
En el marco del Día del Médico, el Dr. Daniel Mattig hace suyas estas palabras cuando describe la situación profesional de los médicos en un contexto como país muy delicado.
“Siguen faltando médicos en las guardias y la violencia en estos lugares es manifiesta. Muchos médicos siguen cobrando como monotributistas en vez de ser nombrados en municipios. A la par, faltan insumos en hospitales, salitas y clínicas; con lo cual la situación laboral es delicada. Luego vienen los retrasos de los honorarios en función de la inflación galopante del país. Tal situación genera que deban cobrarse copagos para alcanzar el honorario básico y, a nivel laboral, genera el pluriempleo”, evaluó el presidente del Círculo Médico de Zárate.
Todos los que conocen a un profesional de la salud podrán ver que atiende en el hospital, luego en su consultorio privado o en una clínica, hace guardias o está como responsable médico de un club o entidad. “Aparte de las consultitas por whatsapp que siguen sin cobrarse y que uno las hace porque son pacientes o por una emergencia. Pero tales consultas también atentan contra la profesión”, agregó Mattig.
“El facilitador de la salud, no la tiene”
En el ámbito del Colegio de la Provincia de Buenos Aires aplicaron un programa de “Asistencia al Médico en Crisis (AMEC)”, a raíz de que muchos profesionales padecen el síndrome de “burnout”, es decir que están “quemados” a nivel laboral. Esto lleva a situaciones de depresión, ansiedad y consumo de drogas y alcohol.
Según contó Mattig, los médicos tienen a su disposición a psicólogos y psiquiatras para no llegar a una situación de estrés.
“Por lo tanto el facilitador de la salud, no la tiene, y esto se debe a lo ya expresado; al retraso de los honorarios y al pluriempleo que debe sostener un profesional para vivir, entre otras situaciones que generan a la profesión, paradójicamente, insalubre”, expresó Mattig.
“Los médicos argentinos cobran el honorario más bajo de Latinoamérica”
La profesión, en las generaciones de médicos más jóvenes, adquirió un aspecto mercantilista para unos, más consciente de la profesión para otros, o un espíritu más práctico en general. Antes de ingresar a un hospital, por más que sea el Sor Ludovica de La Plata un médico formado y con una especialidad pregunta primero cuánto hay, qué equipos tiene el lugar, cuánto pagan las guardias y establecen tiempos de trabajo.
Pero existe otra situación en las fronteras del país, con los llamados médicos “golondrinas” que viajan diez días a otro país limítrofe para ganar más y regresan a la Argentina.
“Cualquier médico de Latinoamérica gana mucho más que Argentina, de hecho los honorarios médicos son los más bajos de la región. Por ejemplo, un médico argentino cobra, en dólares, entre 80 y 150 las guardias. En Chile, 1000 dólares las guardias. Entonces el que está en Mendoza se cruza 10 días a Chile y regresa a la Argentina con esa diferencia en dólares. Los que residen en Misiones cruzan a Brasil y el que está en Entre Ríos hace lo propio en Uruguay. Porque aparte, formarse en Argentina es barato y prestigioso pero se gana muy poco. Por lo tanto, viene un extranjero y se forma en el país prácticamente gratis. Y con un nivel de excelencia que no existe en otra parte de la región”, comentó Mattig.
En el Colegio de Médicos de La Plata, el 30% del padrón son extranjeros. Y en el Colegio de Médicos de la provincia, entre un 30 y un 40% son extranjeros. “Vienen a estudiar y realizan la especialidad. Luego se van. En sus países es muy caro formarse y hay pocas vacantes. Acá, es muy barato, te da prestigio pero no el dinero acorde a la responsabilidad y el esfuerzo. Entonces, muchos médicos que terminan sus residencias emigran o, si son extranjeros, vuelven a sus países a ganar más”, puntualizó Mattig; revelando una situación que ya viene marcándose desde hace, por lo menos, diez años.
Yendo a la raíz de las necesidades salariales de un médico, el valor de una consulta médica a través de una prepaga, en promedio, se ubica entre 3 mil y 5 mil pesos. Eso es lo que cobra un médico luego de una consulta. “Y si el médico es responsable inscripto, como la mitad del universo que tenemos colegiado en el círculo, sólo te quedan 3 mil pesos y recién se cobra a los 90 días. De aquí sale el arancel moderador que luchamos para que se aplique, lo que muchos llaman copagos. Pero no entienden que los honorarios por consulta son muy bajos en los consultorios y hay mucha responsabilidad en esta profesión porque trabajamos con la salud de la gente”, destacó el titular del Círculo.
Por si fuera poco, la situación de muchos médicos a la hora de jubilarse es también magra, porque si sólo ejerció en un consultorio privado, la remuneración es de 240 mil pesos mensuales en promedio, aquí se expresa la razón por la cual muchos médicos trabajan en el ámbito privado o público.
“Humanización” de los residentes
Las residencias médicas que los profesionales de la salud llevan a cabo al egresarse de la facultad son claves para formarse en especialidades y adquirir experiencia.
Pero se trata de una etapa muy deshumanizante para los médicos de carrera porque deben hacer guardias extensas, muchos de ellos viajan a hospitales y clínicas más alejados de su lugar de residencia; ganan poco y trabajan mucho.
A partir de una lucha del Colegio de Médicos de la provincia y los gremios, se logró establecer en todo el territorio bonaerense, un nuevo “Reglamento para residentes”; “un reglamento más humano para incentivar al ingreso a la carrera de médico e incentivos en las condiciones laborales con el fin de que se equipare el trabajo y el tiempo libre necesario. Este nuevo reglamento fijó que los residentes deben trabajar de lunes a viernes, de 8 a 17 horas; que las guardias serán de 12 horas y que las especialidades médicas críticas como clínica médica, medicina general, ginecología, psiquiatría (infantil y de adultos) pediatría y terapia perciban un 15% más de aumento. Aparte, se le pagan ciertos cursos y poseen más beneficios que antes, como la posibilidad de ser nombrado como médico de planta si quiere, una vez terminadas las residencias, seguir en ese hospital”, destacó Mattig. Pero a pesar de estos beneficios, siguen quedando puestos vacíos pese a ser nombrados; todo en el ámbito de la salud pública.
“Pese a todo este panorama, soy optimista de que la profesión puede ser más valorada y mejor paga tanto en el ámbito privado como público. Es una linda carrera y hay que tener mucha vocación. Yo recomiendo cuando se termina la facultad, realizar una residencia, una especialización, y luego salir a la atención”, concluyó Mattig.
Hoy en día, la situación de los médicos va en este sentido, no es bueno nuestro presente pero esperamos ir recomponiendo nuestra situación laboral y nuestros honorarios más allá de la situación del país. Lo bueno es que la medicina, hoy en día, intenta recuperar a la parte humana como esencial; ya sea en el tratamiento del paciente como en apuntarla la humanidad en el ejercicio de la profesión de cada profesional médico”, concluyó Daniel Mattig.