En la sesión del Concejo Deliberante de ayer, el vecino Tomás Cesáreo Blanco, hizo uso de la Banca Abierta para hablar sobre un predio que tristemente es reflejo de la falta de proyectos en materia de hábitat en Argentina y de la falta de responsabilidad estatal sobre aquellos que sí fueron desarrollados.
En 1974, la Federación de Empleados Municipales acordó con el Instituto Provincial de la Vivienda la construcción de una torre de 15 pisos con 51 departamentos de 4 y 3 dormitorios y 36 cocheras, ubicada en Andrade 165, entre Bolívar y General Paz.
Esa obra tuvo muchos problemas técnicos y administrativos pese a que la promesa del gobierno provincial era terminarla en 18 meses. Pero nunca fue terminada tras un cambio de empresa constructora. De hecho, muchos vecinos pagaron adelanto de cuotas para ser adjudicatarios y la obra no fue terminada y el dinero tampoco fue devuelto.
El propio vecino fue detallando el largo derrotero en su discurso, que terminó en febrero de 2019, justo antes de la pandemia con el proceso de demolición a cargo del propio gobierno provincial.
En general, el edificio, permaneció durante varios años en total estado de abandono, sin revoque ni abertura, convirtiéndose literalmente en una inútil mole de ladrillos, sembrando el temor entre los vecinos de la zona ante la probabilidad de algún derrumbe por la falta de mantenimiento y el desgaste provocado por el paso del tiempo, dado que permaneció sin intervención ni uso durante más de cuatro décadas.
Fue precisamente por estas razones, que los habitantes de viviendas aledañas comenzaron a elevar sus reclamos ante el Municipio de Zárate, para que se tramite la construcción definitiva o que se gestione la demolición del mismo.
Cabe recordar que en el año 2014, el intendente Osvaldo Cáffaro inició gestiones para lograr una solución sobre este tema; fue por aquellos años, cuando el intendente mantuvo reuniones con el gobierno provincial por entonces a cargo de Daniel Scioli, con las intenciones de “salvar” el edificio, mediante nuevas tecnologías aplicadas a la construcción, evitando así su demolición.
Pero esta propuesta, no logró el respaldo suficiente y con el cambio de gobierno en el año 2015, se pudo avanzar con la idea de demolerlo definitivamente, de manera controlada y piso por piso, en un plazo de 8 meses. Esa fue la triste historia de este proyecto.