El levantamiento del cepo ilusiona a un mercado inmobiliario que atraviesa una etapa de transición entre la ley de alquileres derogada en diciembre de 2023 y una actual recomposición paulatina de las compras y ventas de inmuebles.
Lo que hubo siempre en Zárate fue un escenario de un mercado saturado y altos costos para alquileres. En otras palabras, conseguir vivienda en Zárate era prácticamente “imposible” para alquilar. Y lo sigue siendo en parte por la poca oferta.
Sin embargo, de forma paralela, el mercado tiende al movimiento de propiedades, y cuando hay movimiento hay esperanzas de que todo comience a tener nuevamente actividad. Y donde hay actividad comienza nuevamente la oferta y la rueda continúa girando.
Por lo tanto luego de Semana Santa las expectativas de que, primero, el mercado de compra y venta y luego el de alquileres comience a dinamizarse luego del levantamiento del cepo aunque son cautos por las consecuencias de la devaluación y de la inflación que sigue alta.
A nivel nacional, un dato que podría justificar tales expectativas es que en la historia del país; una economía sin cepo tiene un 54% más de operaciones inmobiliarias que una con restricciones para acceder al dólar. Sin embargo, ese dato no significa que las operaciones vayan a crecer también un 50%.
Por el momento, la macroeconomía propone un escenario positivo para las inmobiliarias porque hay estabilidad cambiaria, precios aún bajos pero en recuperación del 2023 aunque aún faltan créditos accesibles para la compra o refacción de una vivienda con vistas a su alquiler.
Claro que también los bancos deben hacer su parte y retomar la máquina del crédito hipotecario. Sin embargo, la clave para que el mercado hipotecario se consolide es la recuperación del poder adquisitivo porque la demanda de créditos depende del ingreso disponible. Sin una mejora en los ingresos, el acceso al crédito sigue siendo limitado para muchas familias.
Otra buena perspectiva es que el costo de construcción, en dólares, podría acomodarse y generar más proyectos inmobiliarios, que llevan entre tres y seis años de trabajo, y con las mismas reglas claras del mercado financiero.