Dr. Federico Simioli
El diagnóstico de COVID-19 se realiza mediante las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa de transcripción inversa (RTPCR) dirigidas al SARS-CoV-2 en muestras de nasofaringe o sitios respiratorios. Sin embargo, los resultados pueden ser persistentemente positivos sin indicar infecciosidad.
El cultivo virológico, aunque requiere mucho trabajo y requiere contención biológica, es probable que sea un sustituto más informativo de la infecciosidad viral.
Varios estudios de pacientes con COVID-19 afiman que no se encontraron virus viables más de 8 días después del inicio de los síntomas en cultivos virales.
La definición de la duración de la infectividad del SARS-CoV-2 tiene importantes implicaciones para la salud pública y la práctica de control de infecciones en los centros de salud.
Al comienzo de la pandemia, la mayoría de los hospitales y centros privados de salud requirieron dos pruebas negativas de reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR) antes de interrumpir el aislamiento en pacientes con COVID-19.
Sin embargo, muchos pacientes tienen pruebas de RT-PCR persistentemente positivas durante semanas o meses después de la recuperación clínica y varios estudios ahora indican que las RT-PCR persistentemente positivas generalmente no reflejan virus con capacidad de replicación.
El SARS-CoV-2 parece ser más contagioso en el momento de la aparición de los síntomas y la infectividad disminuye rápidamente a partir de entonces hasta casi cero después de aproximadamente 10 días en pacientes levemente moderados y 15 días en pacientes gravemente críticos e inmunodeprimidos.
El intervalo más largo asociado con el virus competente en replicación hasta ahora es de 20 días desde el inicio de los síntomas. En el actual contexto de pandemia de COVID-19 los criterios para el manejo de casos son dinámicos y se adecúan conforme con las actualizaciones de la evidencia disponible y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.