Historia
Antes del descubrimiento de América los pobladores de esta zona fueron tribus guaraníes. En 1580 se crean y distribuyen estancias en Cañada de la Cruz. Y allá por el año 1680 el Capitán Don Luis del Águila logra poblar su estancia con ganado cimarrón y abastece de carne a la población de Buenos Aires. En 1759 las tierras ya pertenecían a don Francisco Álvarez quien legó el nombre a este paraje: su estancia se llamó El Rincón de Campana.
Corría el año 1860 cuando los hermanos Eduardo y Luis Costa escrituran la antigua estancia “El Rincón de Campana”, sita por aquel entonces en el partido de la Capilla del Señor, a su nombre. Y fue la pujanza de estos hombres la que imprimió el incansable avance y modernización de nuestra ciudad. Para ese entonces, Campana contaba con una incipiente industria. Eduardo Costa, quien fue ministro en las presidencias de Mitre, Pellegrini, Luis Sáenz Peña y Quintana, organizador de la Suprema Corte, junto con su hermano Luis vuelcan su influjo en la ciudad.
Radicados en Campana, resuelven dedicarse en forma intensiva a la explotación de ganado ovino adquiriendo ejemplares de las razas negrete y rambouillet cuyas lanas tenían muy buen aceptación en los mercados europeos. Más tarde y ante la crisis producto de la desvalorización de la hacienda lanar, los hermanos Costa vieron los campos de operaciones de la guerra con el Paraguay la oportunidad de comercializar provisiones: instalaron un moderno establecimiento extractor y refinador de grasa comestible. Y en 1868 encararon el proyecto de explotación de la alfalfa: fue la primera vez que se aplicaba en nuestro país la mecánica a la agricultura los servicios del especialista francés Antonio Jacob y adquirieron segadoras, máquinas elevadoras y trilladoras; instalaron tres presas produciendo de 100 a 150 fardos de 600 libras por día. La experiencia de esta actividad quedó plasmada en un estudio que se constituyó en guía para quienes desearan interesarse en este tipo de prácticas. Sus producciones conquistaron Río de Janeiro, Río Grande, Bahía y Paraguay. No solo fueron precursores los hermanos Costa, fueron una suerte de visionarios. Los alfalfares que los Costa hicieron surgir en Campana brotaron por toda la Argentina transformando los campos en riquísimas praderas y fueron el remedio para la deficiente manera en que se engordaba nuestro ganado para palear la crisis que atravesó la industria frigorífica.
En 1875 encargaron a Carlos de Chapeaurouge el trazado del plano de la ciudad a quien le debemos que nuestras calles ostenten la holgura de más de 20 varas (17,32 metros) y nuestras diagonales más de 30 varas (casi 26m metros). A raíz de ello, se considera que fue en este año la fundación de la ciudad de Campana.
Al mismo tiempo, se concretaba la llegada del tren que uniría a Campana con Buenos Aires: el 22 de abril de 1876 se llevó a cabo el primer viaje que unió la estación Central de Buenos Aires (hoy Retiro) con nuestra ciudad. Este hecho, sumado a su condición de puerto gracias al calado de aguas profundas del río Paraná, hizo que Campana llegara a alcanzar tan rápidamente la importancia que adquirió: se convirtió en el eslabón de unión entre la ciudad capital de la República y la parte céntrica del país. Es gracias a estos factores que se produce el crecimiento demográfico y edilicio en forma vertiginosa. El 6 de julio de 1885 finalmente se sanciona la Ley que declara la creación del partido de Campana, hecho que se logra gracias a las tareas llevadas a cabo por don Leandro Astellarra y don Gabino Cueli quienes contaron con la alta cooperación de Eduardo Costa.